¡Que la vida son dos días!

Muy buenas a todos y a todas:

(Léase en un tono motivador)

¿Os habéis parado alguna vez a pensar que la vida son dos días? Dos puñeteros días y encima uno de ellos nos lo pasamos comiéndonos la cabeza por lo que no tenemos, por lo que hemos hecho mal o por una desgracia que nos ha ocurrido.

Es muy típico estar una temporada  deprimidos por el motivo que sea, problemas en la familia, estudios, pareja o por temas médicos, es tan típico que, a mi parecer, lo hace todo el mundo.

A mí me encanta ver la parte buena de cada cosa, creo que de todo lo que nos pasa se puede sacar algo bueno, algo de lo que aprender, me encanta verle el lado positivo a lo que me ocurre, siempre me han dicho esa frase de "Eso que llevas por delante" o "Una experiencia más" o también la que dice: "De las cosas buenas se aprende, pero de las malas se aprende aún más".

Desde que tengo este nuevo punto de vista más positivo y esta actitud disfruto de cada momento bueno como si fuera el último e intento aprovechar todo lo posible cada experiencia mala para aprender de ella, de nada sirve comerse la cabeza y, doy fe, que de nada sirve porque no se solucionan los problemas.

Dejando mis chapas filosóficas y automotivadoras a un lado, lo dicho, la vida son dos días, ¿Para qué pasarlos dándole vueltas a las cosas malas?

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