En mar abierto

¡Muy buenas!
Como sabéis, mi Blog trata sobre mis experiencias y puntos de vista desde otra perspectiva, hoy he decidido terminar un post que tenía a medias desde hace un tiempo, una de mis últimas experiencias realmente exigentes.
Este verano me propusieron hacer algo que jamás había hecho y que ni se me pasó por la cabeza intentar por lo exigente que me resultaría, no solo físicamente sino también psicológica y mentalmente.
Montar en un barco velero era algo que jamás hubiera pensado hacer por la cantidad de equilibrio que requiere.
El mar y las corrientes son algo totalmente impredecible, en un barco grande a veces ni se notan y las olas apenas afectan, pero en un velero relativamente pequeño... La cosa cambia, ¡Ya lo creo!
Simplemente estando en el puerto ya notaba un leve balanceo, noto todo lo que tenga que ver con el equilibrio a la mínima inclinación o movimiento.
Hacía un día precioso y ánimo, ganas y motivación no me faltaban, para cuando me di cuenta ya estábamos en mar abierto, aquello era otra cosa, aquello sí que me resultaba complicado.
Al principio iba sentado pero me propusieron llevar el barco un rato, no me lo pensé mucho y, con calma, me levanté y me puse a ello, fue una sensación increíble. Cuando pensaba que las cosas no me podían resultar más exigentes aparecía algo nuevo, al llevar yo el barco debía ponerme de pie y controlar tanto la dirección del velero como mi cuerpo, doble esfuerzo.
He de decir que tenía serias dudas de si me iba a gustar, de si iba a sentirme a gusto e iba a poder disfrutar. Es una sensación complicada la que tengo al caminar así que imaginaros en un barco en el que se nota tanto el movimiento.
Me resultó complicado pero lo disfruté como un crío, me quedo con eso y con otra experiencia realmente increíble, volvería a repetir sin ninguna duda.
¡Un abrazo!

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